para Natalia
Ha sucedido una tragedia.
Se ha cometido un acto de barbarie.
Es una mujer joven, hermosa, dulce y amada de los suyos, atacada de modo irreversible.
Al miedo de perderla, a la conmoción de ver producirse lo impensable, a las terribles imágenes que quitan todo sosiego, se van sumando la incomprensión de tan terrible cosa, la imperiosa necesidad de apretar filas, un desamparo indecible.
Y el dolor nos arrastra, cada día mas allá, fuera de nosotros mismos.
Este crimen infame nos arranca algo a cada uno, una parte de belleza, algo puro, un hilo de la bondad que vive, frágil y tensa, en nuestro interior, y deja en su lugar la marca oscura del odio y de la ira.
Lo que perdemos en el abismo que abre este acto sin dios, ni ley, ni nombre, es algo constitutivo de la persona humana.
Algo que participa de nuestro ser.
De nuestra humanidad.