
yo no estoy tan políticamente comprometida como Bob Dylan, quien se avergonzaba ya en los setentas de vivir en un país donde la justicia es un juego; sin embargo, como Fernando Savater, me inclino a veces y con gusto hacia las fórmulas -por ser prácticas para expresar el pensamiento inmediato del observador-, y he constatado hoy que me encuentro absoluta y divertidamente consternada de vivir en una sociedad donde las pijas se visten de colegialas, las colegialas de putas y las putas de pijas.
kelly faremm