30 junio 2010

Capítulo I: Lo nuestro es pasar.


Capítulo I

Bill se murió en una noche de sábado a domingo ahogado en la piscina del hostal. Las viejas que zarandeaban a Mallory para ajustarle el vestido de razo negro, demasiado ajustado por ser de otra niña mucho menor que ella, y que resoplaban ante la dificultad de cuadrarle entre los rizos sucios un lazo hirsuto igual de negro que el vestido, se decían unas a otras, sin siquiera darse la pena de murmurar: "un domingo, día de entierros" y "por lo menos el gringo eligió su hora".
La temporada seca le sobrevivía al mes de abril y los bosques del litoral pacífico se estremecían de dolor y de sed. Los cangrejos payaso migraban por millares haciendo crujir las hojas secas sobre el suelo, dándole al bosque la ilusión pasajera de que caía por fin la tan esperada lluvia desde un cielo sin nubes.
Mallory permanecía muy quieta mientras las dos ticas arrugadas se agitaban en la preparación de un velorio expeditivo, agrandando a cada gesto el rodete de sudor que empapaba sus vestidos a nivel de los sobacos. Mallory las observaba abanicarse de vez en cuando con algún papel que sacaban de los cajones y cajas de Bill, mientras iban adelantando el saqueo de todo lo que había sido hasta entonces la vida del gringo y, por extensión, la de Mallory. El gringo, en cuanto a él, empezaba lentamente a podrirse en su cajón, puesto bajo la tenue sombra de una ceiba pelada, en espera de la marea baja.

20 junio 2010

c/carders, 12 Barcelona

otra calle de esta ciudad que pasa, con sus historias, otras historias que pasan, se acaban, se transforman