23 febrero 2009

los rastros

"Cuando alguien se va, el que se queda sufre más", dice ese increíble bolero titulado La Despedida.
Y es verdad, porque los rastros duelen más que los recuerdos. El que se va no se lleva rastros: objetos, fotos, esas pequeñas cosas que nos sorprenden en un instante y nos hacen romper en llanto. El que se queda, se queda rodeado, emboscado en los rastros de lo que terminó, de lo que iba a ser, de lo que estaba ahí.
Los rastros duelen más que los recuerdos.